Entusiasmo a toda prueba

Cuando recordamos que todo pasa y que siempre lo que sucede es lo mejor… tenemos mayor capacidad de aceptar y dejar pasar. Cada uno de nosotros tiene un par de lentes a través de los cuales observa la vida, muchas veces lo que nos han enseñado, lo que hemos vivido en el pasado y hasta lo que nos dicen otros que tienen cierta influencia sobre nosotros, nubla o empaña el cristal a través del cual observamos e interpretamos todo lo que nos sucede cada día. Es por esto que la mayoría de las veces tenemos la tendencia a distorsionar la realidad para tomar el aspecto más negativo de cada situación. 


Cuando estás animado y contento, todo te parece más bonito, ganas seguridad en ti mismo y crees que podrás vencer cualquier obstáculo que se atraviese en tu camino; inclusive puedes relacionarte con más facilidad con los extraños y de manera más amable y cariñosa con tus seres queridos; eres más tolerante y hasta comprensivo con los errores que cometen los demás. ¿Cómo es que permites que de un instante para otro la aparición de una situación externa te cambie toda esa actitud positiva?

 

Cómo  mantenernos entusiasmados
Elabora una lista de frases positivas. 

Anota en tarjetas pequeñas algunos pensamientos positivos o frases que te sirvan para levantar el ánimo y fortalecer el espíritu. Léelas cuantas veces sea necesario para mantenerte entusiasta y optimista.

Cada vez que un pensamiento negativo surja en tu mente, dile que pensarás en ello el próximo viernes a las 6:00pm, cada vez que te aparezca repítele que pensarás en ello… el día más lejano y calmado que tengas. Hacerlo una y otra vez descansará tu mente y aliviará tu tensión. Recuerda ocuparte de darle solución a tus preocupaciones.

 

Busca la compañía de personas optimistas. 
Cuando sientas que tu estado de ánimo comienza a bajar, comparte con ese buen amigo o con tu pareja si es una persona entusiasta y positiva, para que con sus comentarios, energía y presencia te ayuden a mantenerte arriba.

 

Distrae tu mente. 
Realiza una actividad que mantenga ocupada tu mente para así desconectarla de tus preocupaciones y concentrarla en los otros aspectos positivos de tu vida. No te quedes solo y encerrado, pues así sólo lograrás empeorar tu estado de ánimo. Ver una película, escuchar radio, poner música rítmica y animada, cocinar, arreglar el jardín… son algunos de los recursos que puedes utilizar para sacarte adelante.

 

Fortalece tu capacidad de adaptación. 
Aprende a adaptarte a los cambios. Siempre habrá situaciones inesperadas, prepárate para que cuando lleguen no te agarren desprevenido y sin saber cómo manejarlas. Recuerda que la vida está en constante movimiento y cambio, de manera que tú también estás expuesto a ellos, trata de tomar siempre el aspecto más positivo de cada situación y sal rápidamente de todo lo negativo.
Conéctate a tus recuerdos positivos. 

Elabora una caja de recuerdos felices. Consigue una caja que te parezca especial, coloca en su interior una foto que te recuerde un lugar o un momento muy especial, una carta o una tarjeta que te haya enviado una persona querida, algún objeto pequeño que te recuerde el amor de tu pareja, un par de caramelos para endulzarte el momento, algún dibujo de tus hijos expresándote el amor, algo que represente la imagen de la Divinidad… y colócala en tu mesa de noche, en el clóset o debajo de tu cama. Cada vez que te sientas desanimado, ábrela y conéctate a sentimientos positivos y entusiastas a través de tus recuerdos. Todos podemos experimentar un estado de ánimo bajito, lo importante es no permanecer sumidos en él por largo tiempo.

Practica la sonrisa, fortalece tu confianza y renueva tu Fe, ¡Verás cómo haciéndolo tu perspectiva de la vida será más positiva!
Posterga tus pensamientos negativos. 

Buscar la verdad

De pequeña me decían: ¿Por qué no vas a jugar en vez de hacer preguntas más grandes que tú? Pero yo quería la verdad. Quería la verdad de mi vida y en mi vida. Quería una verdad que me hiciese comprender también la verdad de todas las demás vidas. Después, cuando crecí, me dijeron que la verdad no existía o, mejor dicho, que existían tantas como hombres hay en el mundo, y que buscar la verdad era una pretensión infantil, ingenua e inútil (Susanna Tamaro).


La duda, la opinión y la certeza

¿Qué hace bueno el diagnóstico de un médico? ¿Qué hace buenas la decisión de un árbitro y la sentencia de un juez? Sólo esto: la verdad. Por eso, una vida digna sólo se puede sostener sobre el respeto a la verdad. Pero conocer la verdad no es fácil. De hecho, la credibilidad que otorgamos a nuestros propios conocimientos admite tres grados: la duda, la opinión y la certeza. En la duda fluctuamos entre la afirmación y la negación de una determinada proposición. Por encima de la duda está la opinión: adhesión a una proposición sin excluir la posibilidad de que sea falsa. El hombre se ve obligado a opinar porque la limitación de su conocimiento le impide alcanzar a menudo la certeza: puede llover o no llover, puedo morir antes o después de cumplir setenta años. La libertad humana es otro claro factor de incertidumbre: hablar sobre la configuración futura de la sociedad o de nuestra propia vida, es entrar de lleno en el terreno de lo opinable. Lo cual no significa que todas las opiniones valgan lo mismo. Si así fuera, se ha dicho maliciosamente que habría que tener muy en cuenta la opinión de los tontos, pues son mayoría. Séneca aconsejaba que las opiniones no debían ser contadas sino pesadas.

Llamamos escéptico al que niega toda posibilidad de ir más allá de la opinión. Por tanto, el escepticismo es la postura que niega la capacidad humana para alcanzar la verdad. La palabra procede del griego sképtomai, que significa examinar, observar detenidamente, indagar. En sentido filosófico, escepticismo es la actitud del que reflexiona y concluye que nada se puede afirmar con certeza, por lo que más vale refugiarse en la abstención de todo juicio. Por fortuna, no todo es opinable. Lo que se conoce de forma inequívoca no es opinable sino cierto. Y no se debe tomar lo cierto como opinable, ni viceversa: no puedes opinar que la Tierra es mayor que la Luna, ni asegurar con certeza que la república es la mejor forma de gobierno.

La certeza se fundamenta en la evidencia, y la evidencia no es otra cosa que la presencia patente de la realidad. La evidencia es mediata cuando no se da en la conclusión sino en los pasos que conducen a ella: no conozco a los padres de Antonio, pero la existencia de Antonio evidencia la de sus padres, la hace necesaria. La existencia de Antonio, al que veo todos los días, es para mí una certeza inmediata; la existencia actual o pasada de sus padres, a los que nunca he visto, también me resulta evidente, pero con una evidencia no directa sino mediata, que me viene por medio de su hijo.

La condición limitada del hombre hace que la mayoría de sus conocimientos no se realicen de forma inmediata. Son pocos los hombres que han visto las moléculas, los fondos marinos, la estratosfera o Madagascar. La mayoría de los hombres tampoco han visto jamás, ni verán nunca, a Julio César o a Carlomagno. Sin embargo, conocen con certeza la existencia de esas y otras muchas personas y realidades. Su certeza se apoya en un tipo de evidencia mediata: la proporcionada por un conjunto unánime de testigos. En un caso, la comunidad científica; en otro, las imágenes de todos los medios de comunicación; y si se trata de hechos o personajes del pasado, los testimonios elocuentes de la historia y de la arqueología.

Estas evidencias mediatas se apoyan no en propios razonamientos sino en segundas o terceras personas. Si no admitiéramos su valor, si no creyéramos a nadie, nuestros padres no podrían educarnos, la ciencia no progresaría, no existiría la enseñanza, leer no tendría sentido... Es decir, si sólo concediésemos valor a lo conocido por uno mismo, la vida social, además de estar integrada por individuos ignorantes, sería imposible. Por tanto, es necesario y razonable dar crédito, creer.

¿Puede tener certeza quien cree? Sabemos que la certeza nace de la evidencia. ¿Qué evidencia se le ofrece al que cree? Sólo una: la de la credibilidad del testigo. El que no ha estado en América cree en los que sí han estado y atestiguan su existencia. El que nunca ha visto a Hitler cree a los que sí lo vieron. Y antes que Hitler, Napoleón, el Cid o Nerón. En todos estos casos es evidente la credibilidad de los testigos. Y entre esos casos debemos incluir los que dan origen a algunas creencias religiosas. Por eso, la fe -creer el testimonio de alguien- es una exigencia racional, y su exclusión es una reducción arbitraria de las posibilidades humanas. (Ver texto completo/ SER PERSONA)
José Ramón Ayllón

Cocodrilos en el lago

Hace varios años, los periódicos contaron la historia de una anciana que vivía en el sur del Estado de la Florida. Su hogar era una casucha ubicada junto a un pequeño lago. Todos los días iba a sacar agua del lago.

Allí, vivía un cocodrilo. Aunque era un animal peligroso, la señora permitió que él viviera en el lago. Parecía domesticado. Ninguno de los dos odiaba al otro. Vivían en perfecta paz.
Sin embargo, un día, mientras la señora sacaba agua del lago, el cocodrilo nadó sumergido y atacó. Le apretó la mano con su enorme y fuerte mandíbula. Ella intentó librarse del cocodrilo, pero le arrancó la mano. Sangrando mucho, la viejecita logró arrastrarse hasta su casa y pidió ayuda. Finalmente, llegó la ambulancia y fue atendidad.
Al día siguiente, el guardia forestal encontró el cocodrilo en el lago y lo mató.
El guardia forestal informó a los periodistas:
-Los cocodrilos son más peligrosos cuando pierden el miedo a los humanos. Al permitir que permanezca en su lago, aunque usted no lo sepa, le da coraje al cocodrilo para atacar.
La Biblia nos enseña que la paga del pecado es la muerte. Muchas veces pensamos que pequeños e inocentes pecados no nos harán mucho mal, y que podemos dejarlos dentro de nuestra vida, sin que suframos las consecuencias. Sabemos que debemos expulsarlos. Pero terminamos comportándonos como la ancianita de a historia. Como el cocodrilo no nos molesta, vamos acariciando el pecado y él va quedándose. Al final, podrá mordernos y arrancarnos un pedazo de nuestro ser.
El escritor del libro de Hebreos aconsejó que debemos liberarnos de todo lo que impida nuestra progreso, especialmente el pecado que nos distrae. Si no nos libramos de él, quedamos en situación desventajosa; y eso será perjudicial a la causa de Dios.
Hoy, piensa en cuáles son los cocodrilos que viven contigo y ora a fin de que Dios te ayude a eliminarlos, antes de que sea demasiado tarde.
Romanos 6:23
Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor.

Confianza para vivir

Un joven marinero conoció a una nativa llamada Nácar y se enamoró perdidamente de ella. A la mañana siguiente, estaba con el capitán del barco y su uniforme de gala, ante el padre de ella, para pedir su mano.

'Mi amigo me ha pedido que le acompañe para pedir a su hija en matrimonio'.
'¡Ah!, su amigo es muy afortunado en querer casarse con mi hija Ana. Ella es una joya única, a pesar de sus 18 años es una mujer ejemplar. No sólo es bellísima, sino también bondadosa, sensual y saludable… bien vale 20 vacas como dote'.
'Disculpe, pero mi amigo no quiere casarse con Ana, es con su hija Nácar', le explicó el capitán.

La incredulidad y la sorpresa pasaron por el rostro del jefe de familia.
'Nácar… claro, Nácar... -balbuceó- sólo alguien muy especial puede ver la belleza oculta de una mujer. Considerando que es la mayor y algo dura de la cabeza, se la puedo dar por cuatro vacas, hasta aceptaría tres'.

'Acepto -dijo el joven marinero-, pero no estoy de acuerdo con lo de las tres vacas'.
Asustado, el padre le dijo: 'está bien, llévatela sólo por una'.

'No señor, quisiera pagar por ella veinte vacas'.

Pasaron los años y el capitán regresó al puerto donde había dejado a su viejo amigo y quiso saber de él. En el camino, el capitán se encontró a decenas de personas acompañaban a una bellísima mujer, a la que le lanzaban pétalos de rosas, le cantaban y reían. El rostro de esta mujer reflejaba un brillo de paz y plenitud, parecía que flotaba y de no ser porque tenía que ver a su amigo, se abría unido al grupo.
Por fin encontró al ex marinero, se abrazaron y después de los saludos, le preguntó por su pareja.

'Qué pena que no esté aquí, hace unos minutos fue al puerto con unos amigos, debes haberte cruzado con ella al venir para acá'.

'Pero no sabía que te habías vuelto a casar'.

'¿Yo volverme a casar? Sigo casado con Nácar'.

'Perdona amigo, pero la que yo vi bajar por la montaña era una mujer de una belleza indescriptible, yo podría decir que casi mágica… no se parecíaen nada a Nácar'.

'Pero es ella. Su cambio comenzó con la dote'.

'¿Cómo es eso?'.
'Fácil, yo pagué por ella veinte vacas, el precio que se pagaría por la más bella y lista de las mujeres, eso le dio mas confianza en sí misma, luego la apoyé a que desarrollara sus habilidades y le quité importancia a sus pequeños defectos, la animé para que dejara salir esa maravillosa mujer que no se había desarrollado todavía".

El trato que recibimos en nuestra infancia es un factor determinante para nuestro desarrollo personal. El maltrato, la indiferencia, la comparación y la impaciencia pueden quebrar nuestro espíritu, acabando con nuestra confianza y autoestima. Es muy fácil, convertir a nuestros seres queridos en víctimas del estrés que nos causa nuestro estilo de vida, y esto sumado al abandono y al maltrato que le podemos dar con nuestro malestar, hará que queden marcados emocionalmente para toda la vida. Por eso, más importante que darles comodidades y regalos costosos, lo son el buen trato, el respeto, el cariño, el reconocimiento, la comunicación y la consideración. Tenemos la responsabilidad de darles a nuestro seres queridos un verdadero hogar, un lugar a salvo donde puedan recibir el amor, la educación, el apoyo y la fortaleza necesarias para florecer y convertirse en seres humanos maduros, concientes, exitosos y equilibrados.

CLAVES PARA FORTALECER LA ESTIMA de LOS TUYOS
Apóyalos para que muestren su verdadera identidad, y no traten de ser como tú quieres que sean. Reconoce sus talentos y minimiza sus limitaciones.

Respeta su forma de ser, sus ideas, sus valores y sus creencias. No los obligues a darte siempre la razón, sólo para obtener tu aprobación, pues esto les quitará la oportunidad de tener un criterio propio, de expresarlo con seguridad y de incrementar su propio valor.

Cree en ellos a pesar de las circunstancias, infúndeles confianza, anímalos y enséñalos a quererse.

Ayúdalos a plantearse metas, a reencontrarse con si mismos, porque sólo siendo auténticos tendrán la oportunidad de alcanzar sus sueños.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!
Maytte

La verdad es lo que trasciende la aceptación y adaptación. En el camino que llamamos vida, existen muchas señalizaciones. La meta es llegar a nosotros mismos, a lo largo de una travesía en que muchas veces caemos en confusión y desconocimiento. Es necesario atizar el interés en las personas para que podamos recordar quienes somos en realidad y descubrir que la abundancia, plenitud y felicidad son alcanzables.
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