Fortalece tu espíritu

Recibi la llamada de un buen amigo preocupado, que me hablaba de la situación crítica que está viviendo. Lo deje expresar toda su angustia mezclada con el temor propio de la incertidumbre de un proceso que no está en sus manos resolver... más tarde veía las noticias internacionales, para recordar que la crisis y la transformación que envuelven al mundo entero no es local, ... es mundial y nos involucra a todos por igual.
A propósito de los momentos que estamos viviendo en el mundo... pensaba seriamente en que éstos son los tiempos para los que supuestamente nos preparamos los que siempre hemos buscado una verdad profunda y sencilla, que nos devolviera la certeza y la esperanza de un mundo mejor... Pero resulta que la teoría tan bien aprendida, que en su momento les hemos recitado a otros para que enderecen su camino, corrijan sus actitudes equivocadas o superen las dificultades... se torna difícil de practicar en estos momentos.
Hemos leído y aprendido acerca del poder que tienen nuestras palabras y actitudes, de lo serio que implica hacer uso de ellas con poca conciencia, de las consecuencias que más tarde nos tocará afrontar a nosotros mismos y tal vez a muchos más. Claro... ya sé, que dejarnos llevar por las emociones en un momento dado es lo más fácil del mundo, para unos minutos después, cuando haya bajado la euforia del momento, ni siquiera recordar lo que dijimos, mucho menos lo que hicimos... pero ahí estamos, negándonos a asumir como nuestras las consecuencias de los pequeños momentos de inconciencia. La verdad es sencilla, pero ¡qué difícil de aplicar en nuestra vida personal!
Me he preguntado una y otra vez, si tenemos la posibilidad de participar en la transformación a positivo de algunas de las circunstancias que nos afectan. Sigo pensando y creyendo que sí es posible hacerlo. Pero para lograrlo tenemos que recuperar el control de nosotros mismos. Esto implica ser conscientes de nuestras emociones, comentarios, decisiones y acciones, para que no seamos manejados por otros, que en su momento ejercen presión sobre nosotros por el solo beneficio de sus propios intereses.
Claridad: La claridad que tengamos de la meta o el fin que perseguimos en cualquier momento de la vida dará el rumbo y la dirección a nuestros compromisos y esfuerzos cada día.
Compromiso: Mientras más comprometidos estemos con la mejora de nuestro entorno inmediato, comenzando por la de nuestro espacio familiar, mas energía, vitalidad, optimismo y valor desarrollaremos, no solamente para impulsarnos a nosotros mismos, sino también para contagiar a otros con el deseo de hacerlo.
Oportunidad: Siento que en este momento, como en ningún otro, tenemos la oportunidad de asumir el compromiso de participar con responsabilidad, apoyados en nuestros valores espirituales y morales, ejerciendo el proceso de pensamiento claro y objetivo que nos permita discernir en todo momento la información que recibimos desde afuera, para separar lo que es de lo que parece ser.
Vive la diferencia: Hagamos acopio de nuestra fortaleza espiritual para vivir la diferencia. Recordemos que nada ni nadie puede afectarnos por lo que representa en sí... sino por lo que nosotros interpretamos acerca de ello. Todas las situaciones difíciles encierran un aprendizaje personal, si sólo nos involucran a nosotros, o colectivo, si involucran a muchas personas más.
Es tiempo de hacer uso de nuestra sonrisa, de nuestros mejores y más positivos pensamientos, de nuestras frases más amables. De nuestras acciones más solidarias, de la comprensión que nos permita reconocer nuestras diferencias y respetarlas, del valor para vencer el temor de asumir retos y superar viejas limitaciones, de la fe que nos recuerde que no estamos solos, que la presencia de Dios se encuentra dentro de nosotros, de la responsabilidad que nos obliga a tomar conciencia de nuestras acciones y sus consecuencias, del entusiasmo que nos permita levantarnos cada día recordando que todo va a pasar y que podemos, si tenemos la certeza, conseguir las metas que nos hemos fijado.
- Busca la Paz.- Usa el discernimiento.- Piensa antes de actuar y hablar.- Entrega a otro lo que deseas recibir.- Sostente en tus valores y se fiel a tus creencias.- Mantén el foco en tus metas e ideales para que sean ellos los que te guíen.- Eres un instrumento sabio, responsable y amoroso, al servicio de la vida.
No permitamos que la emoción y el temor nublen nuestra razón impidiéndonos reconocer las semejanzas y nuestra responsabilidad en el trabajo de reunirlas y fortalecerlas para construir juntos un mundo mejor.
Suelta el pasado, vive el presente, la vida es maravillosa y ¡todo va a estar bien!

Tus espejos


Hace mucho tiempo, en un pueblito, había un niño que no quería ser amigo de su profesora.

El pensaba que era muy mala y que no lo quería porque siempre lo reprimía por no hacer las prácticas en casa.

Un día, el niño fue a casa de una señora que era considerada por los pobladores como una bruja. El niño le dijo a la señora que no quería a su profesora y que quería una poción para que se enferme y no vuelva a la escuela. La señora entonces le dio la poción indicando que diariamente tenía que impregnar hojas con ello, y que después lo entregue a su profesora quien al examinar las hojas inhalaría la poción. Entonces el niño se fue feliz de casa de la señora bruja.

Se dijo a si mismo que para que su profesora no sospechara nada, antes de entregarle las hojas impregnadas, las utilizaría para hacer sus prácticas en casa, se decía que era una grandiosa idea

Entonces el niño todos los días hacía sus prácticas de casa en hojas de colores, las impregnaba con la poción que olía a rosas y se las entregaba a su profesora.

Así pasaban los días y el niño notó que la profesora cada vez era más buena y cariñosa con él, lo felicitaba por las tareas que hacía, y decía a sus compañeros de clase que deberían seguir el ejemplo del niño que incluso perfumaba las hojas.

Entonces el niño estaba asustado porque ahora no quería que su profesora se enfermara.

Corriendo, ha ido nuevamente donde la señora bruja, le dijo que quería una medicina que cancele los efectos de la poción; entonces la señora bruja, entre risas, le dijo que no se preocupara, que lo que anteriormente le dio solo era perfume de jazmines.

El niño se dio cuenta de lo que pasó y agradeció a la señora bruja por ayudarlo a ser amigo de su profesora.

Absolutamente todas las cosas y personas que te rodean son causa de ti mismo. Todos los defectos y agregados psicológicos que notas en la gente, cuando no estás consciente de quién eres en realidad, son también tuyos, por
eso lo puedes notar.

Todo el mundo es tu espejo;
todo surgió dentro de ti.
Lo hiciste con tus pensamientos y emociones.


El mundo material de los ciegos que están bajo la pirámide, piensan que la vida es una carrera de caballos en donde los últimos quedan sin nada, esa forma de pensar ya no te pertenece porque tú estás en el mundo en donde todo es cooperación y amor incondicional.

¡Mantén la calma!

Hay momentos en los que sentimos la urgencia de calmar nuestra ansiedad. Experimentamos el deseo secreto de liberarnos por un instante de la pesada carga de pendientes, temores, deudas o de la incertidumbre que amenazan nuestra vida diaria... ¿Alguna vez has deseado cerrar los ojos por unos minutos pensando que al abrirlos de nuevo, haya desaparecido todo aquello que te afectaba, como si solo hubiera sido un mal sueño? Es posible recuperar la calma aun en el momento más difícil, sin necesidad de ningún agente externo y nocivo para nuestra salud, sin evadirnos de la realidad para vivir en la fantasía haciendo con nuestra falta de responsabilidad, que la situación se torne mas grave y difícil de manejar.
Cada día más, el estilo de vida y las situaciones cambiantes y agresivas de la vida cotidiana, hacen que experimentemos una tensión que nos convierte en personas diferentes, agresivas, irritables, impacientes... La tendencia a ver a primera vista todo lo negativo que ocurre ahora y pudiera suceder en el futuro... Acumulamos la tensión físicamente en el cuello, los hombros, la espalda o simplemente tenemos un dolor de cabeza persistente, muestra de la somatización que hacemos en muchos casos cuando ya no podemos aguantar más... Busquemos juntos las herramientas para recuperar nuestra serenidad
Visita un lugar de paz. Para algunas personas puede ser caminar o sentarse en un parque al aire libre, para sentir el calor del sol sobre su cuerpo o sentir el viento; esto les devuelve la calma... para otros puede ser pasar unos minutos en un lugar de recogimiento como en una iglesia, donde la paz, el silencio y la Presencia de la Divinidad poco a poco aquiete sus pensamientos e inquietudes. Encuentra el tuyo y visítalo con frecuencia.
Descansa la mente. Cierra los ojos por unos minutos y ayudado por tu imaginación recuerda el lugar al que más te gusta ir... trata de visualizar los detalles del sitio y experimenta la sensación de tranquilidad y bienestar que te transmite ese paisaje, llénate de ellas y descansa...
Luego simplemente recuerda dónde te encuentras y con mucha suavidad abre los ojos de nuevo. Imaginar momentos y situaciones ideales, nos devuelve la calma.

Evita tener expectativa. Deja de pensar en lo que ocurrirá después, en lo que recibirás más tarde, en lo que te dará una persona en particular... Muchas veces estar atentos a lo que esperamos nos impide disfrutar de lo que tenemos en este momento y además nos genera la ansiedad de la espera con la incertidumbre propia de algo que no está en nuestras manos para resolver o alcanzar. Vive en el aquí y ahora.
Respira y mueve tu cuerpo. Mueve tu cabeza suavemente alrededor de tu cuello, sube y baja los hombros varias veces, abre y cierra los ojos y mueve las cejas, sonríe, estírate como lo hace un gato... Hazlo mientras respiras con suavidad, tomando el aire por la nariz y botándolo por la boca.
Haz una lista con lo que te inquieta. Escribir en un papel todo lo que tenemos guardado en la cabeza y que nos causa tensión, nos ayuda a liberarla y a tener una mejor perspectiva de la situación que enfrentamos. Puedes quemarla al final, imaginando que desaparecen las tensiones con ella.
Recuerda el rostro de un ser querido. Cierra los ojos e imagina la cara de una persona que te quiera incondicionalmente y a la que tú quieras de la misma manera... Cuando nos conectamos al amor que sentimos por algunas personas, inmediatamente nos desconectamos de aquello que nos preocupa y la calma vuelve a nosotros.
Haz una oración. Practica una oración en voz alta o enciende una vela, como cuando eras pequeño... Conectarnos a la presencia de Dios en nuestro interior nos hará sentir protegidos y nos desconectará del temor. Repítela varias veces atendiendo conscientemente a cada frase para que puedas experimentar de nuevo la calma.
Pide un abrazo. ¿Conoces la magia cálida de los abrazos? Pídele un abrazo a esa persona que te inspira seguridad, protección o simplemente empatía y cariño... Muchas veces contarle a un buen amigo o a nuestra pareja cómo nos sentimos, mientras nos brinda un abrazo, suele ser muy reconfortante. Sentirnos acompañados por un rato libera nuestras tensiones y nos devuelve la calma.
Vuelve a ser niño. Prepara tu propia mezcla de agua y jabón e invita a tus hijos a pasar un buen rato haciendo bombitas de jabón. Dedícate a observar como el viento las mueve y las hace viajar, sóplalas para que ellos traten de capturarlas... Permítete volver a ser niño aunque sea por unos minutos y recobra la sonrisa y la tranquilidad para ti y para ellos. Estoy segura de que será una tarde muy especial y al final habrás recuperado la calma...
Suelta el pasado, vive el presente, la vida es maravillosa y ¡todo va a estar bien!

Enfrentar la vida


Hubo en una carpintería una extraña asamblea de herramientas, en donde el martillo fue notificado de que debía renunciar. ¿La causa? Era demasiado ruidoso y se pasaba todo el día golpeando y golpeando.

El martillo reconoció su culpa, pero pidió que fuera expulsado también el tornillo, pues era terco y había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

El tornillo aceptó de mala gana su retiro, pero dijo que la lija también debería salir, pues era áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

La lija estuvo de acuerdo, pero con la condición de que también destituyeran al metro, pues era un prepotente que se pasaba midiendo a los demás, como si él fuera perfecto.

En eso llegó el carpintero, que sin fijarse en la rudeza del martillo ni lo duro que era darle vueltas al tornillo ni la aspereza de la lija ni la prepotencia del metro, los utilizó alternativamente hasta convertir un trozo de madera en un lindo mueble.

Cuando la carpintería quedó sola otra vez, la asamblea reanudó sus deliberaciones y el serrucho dijo: Señores, ha quedado demostrado que, a pesar de nuestros defectos, el carpintero sólo tomó lo mejor de cada uno de nosotros, al usar la fuerza del martillo, la solidez del tornillo, la suavidad que en la madera deja la lija y la precisión y exactitud del metro, pudiendo así crear con ellos ese precioso mueble.
La mayoría de nosotros estamos acostumbrados a fijarnos primero en lo negativo que en lo positivo, en lo que falta en lugar de reconocer lo que tenemos, en lo que falla en vez de notar lo que funciona, en las desventajas en lugar de las ventajas, en las malas noticias en vez de las buenas y reconfortantes, en la enfermedad en lugar de apreciar y valorar la salud… terminamos haciendo juicios rígidos e inflexibles.

Nuestros miedos y prejuicios nos mueven a encontrar en cada situación casi siempre lo peor, lo más desagradable, sin atenuantes, más aún, nos llevan a ponderarlos y a recrearnos en ellos. Pareciera que fuimos programados para buscar el aspecto negativo de casi todo, inclusive miramos las situaciones buenas y favorables con recelo y pensamos en frases como: “De tan bueno no dan tanto”, o “quién sabe qué habrá detrás” o “después de la calma viene la tempestad”.

Nada sucede por casualidad, y todo lo que sucede es para bien, cada experiencia trae su lección y cada situación de gozo o dolor es una oportunidad para aprender y crecer aunque en el momento no podamos reconocerlo.

Es el momento de iluminar nuestra vida, de cambiar nuestra visión acerca de la vida, para que podamos estar abiertos y atentos a reconocer las oportunidades y los regalos imprevistos que cualquier acontecimiento traiga consigo. ¡Aprendamos a encontrar siempre lo positivo y lo constructivo presente en cada situación!

Una crisis puede hacernos despertar y darnos el empuje necesario para cambiar nuestro estilo de vida, para tomar una decisión importante y hacer lo que tengamos que hacer para sentirnos bien. Decía un gran maestro: “Para encontrar la vida, a veces, hay que perderla”.

Rescata lo positivo, no permitas que una situación difícil te haga perder la capacidad de reconocer todo lo positivo que también tienes, pues siempre será una magnifica oportunidad para aprender, crecer, madurar y transformarnos.

Supera tus momentos difíciles, encuentra lo positivo de ellos y sal rápidamente de las crisis. Si caíste, levántate, sacude el polvo de tus rodillas y cura tus heridas, no te detengas en lo negativo sino en la certeza de que podrás superar exitosamente esta y cualquier otra prueba que se presente.

Revisa tu vida y recuerda las cosas buenas, esto te ayudará a confiar en ti mismo, a reconocer las cualidades, la experiencia y las herramientas que tienes para superar cualquier situación con éxito por más difícil que esta sea. ¡Todo pasa y siempre puedes volver a comenzar!

Fortalece la fe, para que tengas la certeza de no estar solo, pues la presencia de la Divinidad siempre te acompaña, en cualquier situación, ante cualquier obstáculo, acercando a ti las herramientas y las señales que te permitan superar la dificultad y recuperar tu balance.

“Cuando el dolor nos toca, podemos ajustar la perspectiva, entender la vida, y fortalecernos para aumentar nuestra capacidad de amar y de enfrentar el día a día”.

La verdad es lo que trasciende la aceptación y adaptación. En el camino que llamamos vida, existen muchas señalizaciones. La meta es llegar a nosotros mismos, a lo largo de una travesía en que muchas veces caemos en confusión y desconocimiento. Es necesario atizar el interés en las personas para que podamos recordar quienes somos en realidad y descubrir que la abundancia, plenitud y felicidad son alcanzables.
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