Feliz año nuevo

El término de un año y el comienzo de otro nos permite hacer una pausa para reflexionar, corregir el rumbo y tener la oportunidad de volver a empezar"

"Hace muchos años, un becerro perdido tuvo que atravesar el bosque virgen para volver a su pradera. Como estaba desesperado buscando su rebaño, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, atravesando matorrales espesos, subiendo y bajando colinas. Días después, un desprevenido perro usó el mismo camino para atravesar el bosque. Después, fue un carnero con su rebaño que viendo el espacio abierto los hizo seguir por ahí. Más tarde, los hombres comenzaron a usar el difícil sendero, siguiendo la costumbre. Se quejaban y se fastidiaban por lo largo y difícil que este era, pero ninguno hacia nada para mejorarlo o elegir otro. Algunos años después, con tanto uso, el sendero acabo por convertirse en un camino real; las personas gastaban todo el día para cruzar el bosque, trayecto que se podía recorrer en unas pocas horas si hubiesen abierto un sendero nuevo. Mientras tanto, un águila que observaba desde el cielo se reía al ver que los hombres tienen la ciega tendencia rutinaria de seguir la vía que ya está abierta, sin preguntarse siquiera si habrá acaso una mejor opción, y sin la iniciativa de hacer su propio camino a riesgo de perderse o de descubrir paisajes más bellos y un sendero más fácil y divertido".

Cuántos de nosotros seguimos caminando por el sendero que abrieron otros, perdiendo nuestra energía y esfuerzo en alcanzar metas o sueños ajenos; sin detenernos a preguntarnos si nos sentimos a gusto en él o si, por el contrario, quisiéramos elegir nuestro propio camino… La mayoría de las veces es el temor, la dependencia y hasta la comodidad lo que nos lo impide.

En esta época hacemos una especie de inventario personal de lo que ha sido nuestro año. Las dificultades, las pérdidas, la confusión, la falta de voluntad y coraje seguramente influenciaron el balance negativo. Si es así, ¡no te sientas mal! Recuerda que el pasado ya pasó y que, en todo caso, estás cerrando un ciclo que te permitirá comenzar otro que puede ser diferente.

El término de un año y el comienzo de otro nos permite hacer una pausa para reflexionar, corregir el rumbo y tener la oportunidad de volver a empezar. 
Hay unas preguntas claves que nos pueden llevar a cambiar el rumbo y hacer que este nuevo año sea diferente. Son muy sencillas, pero vitales y difíciles de responder: ¿Qué es lo que deseamos tener, experimentar o sentir en este nuevo año?, ¿qué queremos de la vida? Seguramente muchos responderán: "Quiero ser feliz", "tener éxito", "quiero sentirme mejor"... pero esto puede resultar muy difuso, por eso debemos ser más claros y específicos.

El principal obstáculo para conseguir la felicidad consiste en no saber exactamente lo que queremos. Saberlo es un proceso parecido a pelar una cebolla; deberemos empezar a quitar capas, una por una, hasta encontrar ese punto, ese sueño o ese propósito que nos llene de alegría, de motivación, de energía.

Pasos para cumplir con nuestros propósitos
Detén tu carrera alocada. Esta época es propicia para bajar la velocidad y tranquilizarnos. Es importante preparar la mente y el espíritu para encontrar la respuesta que cambiará el resto de tus días.
Proyecta tu vida en cinco años. Piensa en qué te gustaría hacer por el resto de tu vida.

Haz una lista con todo lo que te gusta. Recuerda que no anotarás aquellas ideas que otros te sugieran. Rescata tus viejos sueños, y ponle empeño a este proceso.
Pregúntate qué te gustaría cambiar. ¿Te sientes a gusto con la vida que llevas? Piensa en qué estarías dispuesto a cambiar o a mejorar. ¡Atrévete a cambiar tu rutina!
Busca la inspiración. Después de elaborar estas dos listas, revísalas con calma. Estoy segura de que a través de ellas descubrirás fácilmente el norte y la nueva dirección que le darás a tus días.
Crea la estrategia. Necesitas definir cómo vas a conseguir tus propósitos. Comienza por ordenarlos, dándoles un número que indique su prioridad. Luego, elabora un plan de acción con metas a corto y a largo plazo. Eso sí, debes sentir el deseo genuino de incorporar a tu vida esa serie de cambios. ¡Arriésgate a vivir como quieres, y aprende a sentirte a gusto contigo, con las personas que te rodean y con la vida que lleves! 

¡Que tengas un Año Nuevo Feliz!

Aprende a cerrar círculos

En esta Epoca del año, muchas de nuestras emociones se desbordan, saltamos de la alegría a la tristeza pasando por la nostalgia. Nos conectamos a diferentes momentos del pasado, recordamos personas y sentimientos con la intención de hacer una especie de inventario de todo lo vivido buscando resaltar la mayoría de las veces el dolor, el fracaso y la dificultad. Esta especie de ritual negativo nos lleva a deprimirnos y a tomar la decisión de encerrarnos en casa negándonos a participar de la celebración, para evitar que la magia de la Navidad nos cobije con su suavidad y alegría.

Es tiempo de tomar la decisión de romper con ese terrible ritual que venimos repitiendo año tras año, para abrirnos a nueva experiencia de vida. Vamos a celebrar el hecho de tener una nueva oportunidad, de volver a comenzar. ¡Año nuevo... vida nueva!

¡Aprendamos a cerrar los círculos! ¿Sabías que cada vez que vivimos o experimentamos una situación o una relación con una persona, estamos abriendo un circulo que más tarde tendremos que cerrar inevitablemente? Pasar la página y resolver todos nuestros asuntos pendientes con otras personas, es mucho más sencillo de lo que imaginamos.

No perdamos más tiempo lamentándonos y sintiéndonos víctimas del pasado. Este es el momento propicio para vivir el presente, renovados y con la actitud que nos permita disfrutarlo. Acepta la oportunidad que te da la vida y deja de pensar que el próximo año será igual o peor... En tus manos está hacer del 2005 un año próspero y positivo. ¿Qué esperas para alcanzar tus sueños y tener la vida que te mereces? Este será un año totalmente diferente y positivo, lleno de oportunidades y posibilidades que te permitan renovar tu estilo de vida y convertir tus sueños en realidad.

Cada vez que nos disponemos a cerrar círculos, maduramos como personas, crecemos, ajustamos nuestra visión e interpretación acerca de la vida y logramos definir los parámetros de la vida que queremos. Terminar un año, implica cerrar un círculo, para descubrir cuanto has madurado. Si al hacer tu inventario de vida reconoces los errores que has cometido, no te sientas culpable, piensa que también lograste muchas cosas positivas en este año. ¡Vamos, no seas tan duro contigo mismo! Te invito a renovar tus votos por la felicidad, la paz, la alegría, las buenas relaciones y sobre todo por la confianza en un año nuevo lleno de oportunidades, prosperidad y abundancia.

Recuerda que para poder tener un año nuevo de verdad, debemos revisarnos y hacer cambios en nuestra actitud y en nuestro comportamiento. Despréndete del pasado y no te dejes atrapar por la inquietud que te produzca el futuro, concentra tu atención en vivir cada momento en presente, entregando lo mejor de ti y abriendo espacio para la compartida, el intercambio y la aceptación de cada experiencia. Busca la reconciliación contigo mismo y con tus seres queridos, favorece la comunicación con el Señor Dios y siéntete acompañado por su presencia en tu vida.

Libérate. Elabora una lista con todos aquellos recuerdos y sentimientos que deseas sacar de tu vida. Toma la decisión de liberarte de aquellas cosas que te afectan en el presente y escribe al lado de cada una de ellas cómo puedes resolverlas.

Celebra la vida. Reconoce cada pequeño a gran regalo que hayas recibido a lo largo de este año y siéntete agradecido por su presencia en tu vida. Si te es posible busca la manera de hacerle llegar tu gratitud y buenos sentimientos a todas las personas que fueron un instrumento para que la magia, la prosperidad, la ayuda o la respuesta llegara a ti.

No te sientas culpable. No mires hacia atrás para resaltar tus errores ni para pensar en lo que pudiste hacer... Piensa que los errores forman parte de tu proceso de crecer y alcanzar el éxito. Asume el compromiso de corregirlos uno a uno para estar atento de no volverlos a cometer.

Rodéate de personas positivas. Es tiempo de renovar un poco tu círculo social, para acercarte a otras personas que sean más positivas, entusiastas y optimistas frente a la vida. Hacerlo te ayudará a mejorar tu actitud.

Sana tus relaciones personales. Toma la decisión de perdonar a todas aquellas personas que de una u otra forma te hayan afectado. Y si fuese necesario pide perdón para que puedas sanar las heridas del alma. Libérate del pasado doloroso y conserva solo el aprendizaje que te dejó.

Regresa a la familia. Es la ocasión de reencontrarte con los tuyos, olvídate de lo que te hicieron, busca el acercamiento, tiende tu mano y celebra con ellos, es tu oportunidad de cerrar círculos y comenzar de nuevo.

Todo va estar bien. Suaviza tu rostro y a pesar de todo lo duro que haya sido este año, haz el esfuerzo de sonreír, conéctate a la música, canta, baila y celebra.

Vivir el presente



Gota Feliz sintió que debería retirarse y despidiéndose amablemente se fue.

Después de algún tiempo gota feliz frecuentemente dejaba notas donde se encontraba gota triste. En las notas había mensajes como “no quiero verte”, “no me hables”, “no me busques” y así unas cuantas más. Gota triste no entendía lo que pasaba hasta que un día de esos vio a gota Feliz acercarse;

GF: hola amiga, ¿cómo estás?
GT: no te entiendo, ¿por qué me buscas cuando las notas que me dejabas dicen todo lo contrario?
GF: ¿ahora me ves con alguna nota?
GT: pues no, seguramente recién la escribirás
GF: entonces amiga mía, ve y quema esas otras notas que ahora quiero estar contigo.

Uno de los pasos más importantes para poder vivir en el presente es darse cuenta que tanto el pasado como el futuro son ideas de la mente proyectadas ahora, por lo que técnicamente se puede decir que no existen. Solo existen cuando tú así lo quieres, y le das existencia con el pensamiento.

Aprender a vivir en el presente es uno de los obstáculos más difíciles que la sociedad  tiene que superar. El presente es algo que puedes confirmar porque lo estás experimentando; puedes decirme que éste es mi presente y eso es válido porque lo estás viviendo.

¡Tómate tu tiempo... vive el ahora!

Hace mucho tiempo habían dos gotas de agua que se encontraban en la mejilla de una persona que lloraba, una de estas gotas no hacía más que sufrir porque siempre se decía a si misma que existía para reflejar la pena de quien la creó;

La otra gota sentía mucha felicidad siendo su vida radiante y placentera.

Las dos gotas un día quisieron conocerse, la gota feliz preparó un delicioso pastel y se fue donde estaba la gota triste:

GF: hola, quiero conocerte y traje este pastel para que comamos
GT: se ve bien, gracias por el gesto

Entonces, mientras comían, surgió una interesante charla;

GT: ¿sabes? quisiera que la vida sea tan dulce como este pastel
GF: gracias, aunque creo que me pasé con el chocolate
GT:no, tu pastel está delicioso. Yo me refería a la vida; creo que es muy dura y eso me hace dar ganas de desaparecer;

Entonces gota feliz al entender lo que pasaba con gota triste dijo;

GF: ¿por qué crees eso?
GT: porque en todos lados veo tristeza
GF: yo no estoy triste, ¿acaso eso no te dice algo?

Gota triste pensó para sí que gota feliz estaba disimulando su felicidad y dijo:

GT: eso es porque te falta experiencia, eres muy inexperta
GF: yo creo más bien que es porque así lo quiero
GT: es que tu no pasaste por lo que yo

Fortalece tu espíritu

Recibi la llamada de un buen amigo preocupado, que me hablaba de la situación crítica que está viviendo. Lo deje expresar toda su angustia mezclada con el temor propio de la incertidumbre de un proceso que no está en sus manos resolver... más tarde veía las noticias internacionales, para recordar que la crisis y la transformación que envuelven al mundo entero no es local, ... es mundial y nos involucra a todos por igual.
A propósito de los momentos que estamos viviendo en el mundo... pensaba seriamente en que éstos son los tiempos para los que supuestamente nos preparamos los que siempre hemos buscado una verdad profunda y sencilla, que nos devolviera la certeza y la esperanza de un mundo mejor... Pero resulta que la teoría tan bien aprendida, que en su momento les hemos recitado a otros para que enderecen su camino, corrijan sus actitudes equivocadas o superen las dificultades... se torna difícil de practicar en estos momentos.
Hemos leído y aprendido acerca del poder que tienen nuestras palabras y actitudes, de lo serio que implica hacer uso de ellas con poca conciencia, de las consecuencias que más tarde nos tocará afrontar a nosotros mismos y tal vez a muchos más. Claro... ya sé, que dejarnos llevar por las emociones en un momento dado es lo más fácil del mundo, para unos minutos después, cuando haya bajado la euforia del momento, ni siquiera recordar lo que dijimos, mucho menos lo que hicimos... pero ahí estamos, negándonos a asumir como nuestras las consecuencias de los pequeños momentos de inconciencia. La verdad es sencilla, pero ¡qué difícil de aplicar en nuestra vida personal!
Me he preguntado una y otra vez, si tenemos la posibilidad de participar en la transformación a positivo de algunas de las circunstancias que nos afectan. Sigo pensando y creyendo que sí es posible hacerlo. Pero para lograrlo tenemos que recuperar el control de nosotros mismos. Esto implica ser conscientes de nuestras emociones, comentarios, decisiones y acciones, para que no seamos manejados por otros, que en su momento ejercen presión sobre nosotros por el solo beneficio de sus propios intereses.
Claridad: La claridad que tengamos de la meta o el fin que perseguimos en cualquier momento de la vida dará el rumbo y la dirección a nuestros compromisos y esfuerzos cada día.
Compromiso: Mientras más comprometidos estemos con la mejora de nuestro entorno inmediato, comenzando por la de nuestro espacio familiar, mas energía, vitalidad, optimismo y valor desarrollaremos, no solamente para impulsarnos a nosotros mismos, sino también para contagiar a otros con el deseo de hacerlo.
Oportunidad: Siento que en este momento, como en ningún otro, tenemos la oportunidad de asumir el compromiso de participar con responsabilidad, apoyados en nuestros valores espirituales y morales, ejerciendo el proceso de pensamiento claro y objetivo que nos permita discernir en todo momento la información que recibimos desde afuera, para separar lo que es de lo que parece ser.
Vive la diferencia: Hagamos acopio de nuestra fortaleza espiritual para vivir la diferencia. Recordemos que nada ni nadie puede afectarnos por lo que representa en sí... sino por lo que nosotros interpretamos acerca de ello. Todas las situaciones difíciles encierran un aprendizaje personal, si sólo nos involucran a nosotros, o colectivo, si involucran a muchas personas más.
Es tiempo de hacer uso de nuestra sonrisa, de nuestros mejores y más positivos pensamientos, de nuestras frases más amables. De nuestras acciones más solidarias, de la comprensión que nos permita reconocer nuestras diferencias y respetarlas, del valor para vencer el temor de asumir retos y superar viejas limitaciones, de la fe que nos recuerde que no estamos solos, que la presencia de Dios se encuentra dentro de nosotros, de la responsabilidad que nos obliga a tomar conciencia de nuestras acciones y sus consecuencias, del entusiasmo que nos permita levantarnos cada día recordando que todo va a pasar y que podemos, si tenemos la certeza, conseguir las metas que nos hemos fijado.
- Busca la Paz.- Usa el discernimiento.- Piensa antes de actuar y hablar.- Entrega a otro lo que deseas recibir.- Sostente en tus valores y se fiel a tus creencias.- Mantén el foco en tus metas e ideales para que sean ellos los que te guíen.- Eres un instrumento sabio, responsable y amoroso, al servicio de la vida.
No permitamos que la emoción y el temor nublen nuestra razón impidiéndonos reconocer las semejanzas y nuestra responsabilidad en el trabajo de reunirlas y fortalecerlas para construir juntos un mundo mejor.
Suelta el pasado, vive el presente, la vida es maravillosa y ¡todo va a estar bien!

Tus espejos


Hace mucho tiempo, en un pueblito, había un niño que no quería ser amigo de su profesora.

El pensaba que era muy mala y que no lo quería porque siempre lo reprimía por no hacer las prácticas en casa.

Un día, el niño fue a casa de una señora que era considerada por los pobladores como una bruja. El niño le dijo a la señora que no quería a su profesora y que quería una poción para que se enferme y no vuelva a la escuela. La señora entonces le dio la poción indicando que diariamente tenía que impregnar hojas con ello, y que después lo entregue a su profesora quien al examinar las hojas inhalaría la poción. Entonces el niño se fue feliz de casa de la señora bruja.

Se dijo a si mismo que para que su profesora no sospechara nada, antes de entregarle las hojas impregnadas, las utilizaría para hacer sus prácticas en casa, se decía que era una grandiosa idea

Entonces el niño todos los días hacía sus prácticas de casa en hojas de colores, las impregnaba con la poción que olía a rosas y se las entregaba a su profesora.

Así pasaban los días y el niño notó que la profesora cada vez era más buena y cariñosa con él, lo felicitaba por las tareas que hacía, y decía a sus compañeros de clase que deberían seguir el ejemplo del niño que incluso perfumaba las hojas.

Entonces el niño estaba asustado porque ahora no quería que su profesora se enfermara.

Corriendo, ha ido nuevamente donde la señora bruja, le dijo que quería una medicina que cancele los efectos de la poción; entonces la señora bruja, entre risas, le dijo que no se preocupara, que lo que anteriormente le dio solo era perfume de jazmines.

El niño se dio cuenta de lo que pasó y agradeció a la señora bruja por ayudarlo a ser amigo de su profesora.

Absolutamente todas las cosas y personas que te rodean son causa de ti mismo. Todos los defectos y agregados psicológicos que notas en la gente, cuando no estás consciente de quién eres en realidad, son también tuyos, por
eso lo puedes notar.

Todo el mundo es tu espejo;
todo surgió dentro de ti.
Lo hiciste con tus pensamientos y emociones.


El mundo material de los ciegos que están bajo la pirámide, piensan que la vida es una carrera de caballos en donde los últimos quedan sin nada, esa forma de pensar ya no te pertenece porque tú estás en el mundo en donde todo es cooperación y amor incondicional.

¡Mantén la calma!

Hay momentos en los que sentimos la urgencia de calmar nuestra ansiedad. Experimentamos el deseo secreto de liberarnos por un instante de la pesada carga de pendientes, temores, deudas o de la incertidumbre que amenazan nuestra vida diaria... ¿Alguna vez has deseado cerrar los ojos por unos minutos pensando que al abrirlos de nuevo, haya desaparecido todo aquello que te afectaba, como si solo hubiera sido un mal sueño? Es posible recuperar la calma aun en el momento más difícil, sin necesidad de ningún agente externo y nocivo para nuestra salud, sin evadirnos de la realidad para vivir en la fantasía haciendo con nuestra falta de responsabilidad, que la situación se torne mas grave y difícil de manejar.
Cada día más, el estilo de vida y las situaciones cambiantes y agresivas de la vida cotidiana, hacen que experimentemos una tensión que nos convierte en personas diferentes, agresivas, irritables, impacientes... La tendencia a ver a primera vista todo lo negativo que ocurre ahora y pudiera suceder en el futuro... Acumulamos la tensión físicamente en el cuello, los hombros, la espalda o simplemente tenemos un dolor de cabeza persistente, muestra de la somatización que hacemos en muchos casos cuando ya no podemos aguantar más... Busquemos juntos las herramientas para recuperar nuestra serenidad
Visita un lugar de paz. Para algunas personas puede ser caminar o sentarse en un parque al aire libre, para sentir el calor del sol sobre su cuerpo o sentir el viento; esto les devuelve la calma... para otros puede ser pasar unos minutos en un lugar de recogimiento como en una iglesia, donde la paz, el silencio y la Presencia de la Divinidad poco a poco aquiete sus pensamientos e inquietudes. Encuentra el tuyo y visítalo con frecuencia.
Descansa la mente. Cierra los ojos por unos minutos y ayudado por tu imaginación recuerda el lugar al que más te gusta ir... trata de visualizar los detalles del sitio y experimenta la sensación de tranquilidad y bienestar que te transmite ese paisaje, llénate de ellas y descansa...
Luego simplemente recuerda dónde te encuentras y con mucha suavidad abre los ojos de nuevo. Imaginar momentos y situaciones ideales, nos devuelve la calma.

Evita tener expectativa. Deja de pensar en lo que ocurrirá después, en lo que recibirás más tarde, en lo que te dará una persona en particular... Muchas veces estar atentos a lo que esperamos nos impide disfrutar de lo que tenemos en este momento y además nos genera la ansiedad de la espera con la incertidumbre propia de algo que no está en nuestras manos para resolver o alcanzar. Vive en el aquí y ahora.
Respira y mueve tu cuerpo. Mueve tu cabeza suavemente alrededor de tu cuello, sube y baja los hombros varias veces, abre y cierra los ojos y mueve las cejas, sonríe, estírate como lo hace un gato... Hazlo mientras respiras con suavidad, tomando el aire por la nariz y botándolo por la boca.
Haz una lista con lo que te inquieta. Escribir en un papel todo lo que tenemos guardado en la cabeza y que nos causa tensión, nos ayuda a liberarla y a tener una mejor perspectiva de la situación que enfrentamos. Puedes quemarla al final, imaginando que desaparecen las tensiones con ella.
Recuerda el rostro de un ser querido. Cierra los ojos e imagina la cara de una persona que te quiera incondicionalmente y a la que tú quieras de la misma manera... Cuando nos conectamos al amor que sentimos por algunas personas, inmediatamente nos desconectamos de aquello que nos preocupa y la calma vuelve a nosotros.
Haz una oración. Practica una oración en voz alta o enciende una vela, como cuando eras pequeño... Conectarnos a la presencia de Dios en nuestro interior nos hará sentir protegidos y nos desconectará del temor. Repítela varias veces atendiendo conscientemente a cada frase para que puedas experimentar de nuevo la calma.
Pide un abrazo. ¿Conoces la magia cálida de los abrazos? Pídele un abrazo a esa persona que te inspira seguridad, protección o simplemente empatía y cariño... Muchas veces contarle a un buen amigo o a nuestra pareja cómo nos sentimos, mientras nos brinda un abrazo, suele ser muy reconfortante. Sentirnos acompañados por un rato libera nuestras tensiones y nos devuelve la calma.
Vuelve a ser niño. Prepara tu propia mezcla de agua y jabón e invita a tus hijos a pasar un buen rato haciendo bombitas de jabón. Dedícate a observar como el viento las mueve y las hace viajar, sóplalas para que ellos traten de capturarlas... Permítete volver a ser niño aunque sea por unos minutos y recobra la sonrisa y la tranquilidad para ti y para ellos. Estoy segura de que será una tarde muy especial y al final habrás recuperado la calma...
Suelta el pasado, vive el presente, la vida es maravillosa y ¡todo va a estar bien!

Enfrentar la vida


Hubo en una carpintería una extraña asamblea de herramientas, en donde el martillo fue notificado de que debía renunciar. ¿La causa? Era demasiado ruidoso y se pasaba todo el día golpeando y golpeando.

El martillo reconoció su culpa, pero pidió que fuera expulsado también el tornillo, pues era terco y había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.

El tornillo aceptó de mala gana su retiro, pero dijo que la lija también debería salir, pues era áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.

La lija estuvo de acuerdo, pero con la condición de que también destituyeran al metro, pues era un prepotente que se pasaba midiendo a los demás, como si él fuera perfecto.

En eso llegó el carpintero, que sin fijarse en la rudeza del martillo ni lo duro que era darle vueltas al tornillo ni la aspereza de la lija ni la prepotencia del metro, los utilizó alternativamente hasta convertir un trozo de madera en un lindo mueble.

Cuando la carpintería quedó sola otra vez, la asamblea reanudó sus deliberaciones y el serrucho dijo: Señores, ha quedado demostrado que, a pesar de nuestros defectos, el carpintero sólo tomó lo mejor de cada uno de nosotros, al usar la fuerza del martillo, la solidez del tornillo, la suavidad que en la madera deja la lija y la precisión y exactitud del metro, pudiendo así crear con ellos ese precioso mueble.
La mayoría de nosotros estamos acostumbrados a fijarnos primero en lo negativo que en lo positivo, en lo que falta en lugar de reconocer lo que tenemos, en lo que falla en vez de notar lo que funciona, en las desventajas en lugar de las ventajas, en las malas noticias en vez de las buenas y reconfortantes, en la enfermedad en lugar de apreciar y valorar la salud… terminamos haciendo juicios rígidos e inflexibles.

Nuestros miedos y prejuicios nos mueven a encontrar en cada situación casi siempre lo peor, lo más desagradable, sin atenuantes, más aún, nos llevan a ponderarlos y a recrearnos en ellos. Pareciera que fuimos programados para buscar el aspecto negativo de casi todo, inclusive miramos las situaciones buenas y favorables con recelo y pensamos en frases como: “De tan bueno no dan tanto”, o “quién sabe qué habrá detrás” o “después de la calma viene la tempestad”.

Nada sucede por casualidad, y todo lo que sucede es para bien, cada experiencia trae su lección y cada situación de gozo o dolor es una oportunidad para aprender y crecer aunque en el momento no podamos reconocerlo.

Es el momento de iluminar nuestra vida, de cambiar nuestra visión acerca de la vida, para que podamos estar abiertos y atentos a reconocer las oportunidades y los regalos imprevistos que cualquier acontecimiento traiga consigo. ¡Aprendamos a encontrar siempre lo positivo y lo constructivo presente en cada situación!

Una crisis puede hacernos despertar y darnos el empuje necesario para cambiar nuestro estilo de vida, para tomar una decisión importante y hacer lo que tengamos que hacer para sentirnos bien. Decía un gran maestro: “Para encontrar la vida, a veces, hay que perderla”.

Rescata lo positivo, no permitas que una situación difícil te haga perder la capacidad de reconocer todo lo positivo que también tienes, pues siempre será una magnifica oportunidad para aprender, crecer, madurar y transformarnos.

Supera tus momentos difíciles, encuentra lo positivo de ellos y sal rápidamente de las crisis. Si caíste, levántate, sacude el polvo de tus rodillas y cura tus heridas, no te detengas en lo negativo sino en la certeza de que podrás superar exitosamente esta y cualquier otra prueba que se presente.

Revisa tu vida y recuerda las cosas buenas, esto te ayudará a confiar en ti mismo, a reconocer las cualidades, la experiencia y las herramientas que tienes para superar cualquier situación con éxito por más difícil que esta sea. ¡Todo pasa y siempre puedes volver a comenzar!

Fortalece la fe, para que tengas la certeza de no estar solo, pues la presencia de la Divinidad siempre te acompaña, en cualquier situación, ante cualquier obstáculo, acercando a ti las herramientas y las señales que te permitan superar la dificultad y recuperar tu balance.

“Cuando el dolor nos toca, podemos ajustar la perspectiva, entender la vida, y fortalecernos para aumentar nuestra capacidad de amar y de enfrentar el día a día”.

Una sociedad enferma

Una sociedad con varios millones de desempleados, que mata impune y sistemáticamente a sus hijos más inocentes, que administra la justicia según los colores políticos, que miente con descaro y desde las más altas instancias, que viola los pactos más sagrados, que fomenta el odio y el enfrentamiento entre sus miembros, que impide el ejercicio libre de la religión, que destruye la inocencia de los niños desde su más tierna edad, que azuza las pasiones de los jóvenes, que niega que haya acciones buenas y malas con independencia de tiempo y circunstancias, que convierte la escuela en un instrumento ideológico y el poder político en trampolín para el enriquecimiento personal y el crecimiento de los suyos, que se empeña en no tener hijos, en una palabra, una sociedad cuarteada en sus estructuras básicas y removida en sus cimientos éticos es una sociedad decadente y enferma de extrema gravedad.

Si tal sociedad fuese creación de un pesimista empedernido o fruto de una imaginación febril, no causaría ningún tipo de preocupación y hasta podría convertirse en objeto de estudio y reflexión.

Pero si esa sociedad es la nuestra, si es el ámbito en el que vivimos el día a día de nuestro trabajo, de nuestra familia, de nuestras amistades, de nuestros proyectos y de nuestras aspiraciones, entonces las cosas adquieren un dramatismo inusitado y necesita que le apliquemos de inmediato un remedio radical. Por desgracia, esto es lo que nos ocurre a nosotros.

Porque la actual sociedad española es la sociedad decadente y gravemente enferma que he descrito antes. Porque en ella conviven y coexisten todas las lacras denunciadas. Y, además, hasta parte de los mismos eclesiásticos no están a la altura de su misión.

Pero esta sociedad, precisamente porque es la nuestra, no debe ser mirada con desinterés, desprecio u odio. Tampoco con un buenismo enfermizo. Necesita ser amada, pero para ser renovada.

Ahora bien, dado que las enfermedades que la aquejan son muy graves y tienen carácter de metástasis generalizada, no podemos aplicarle una cataplasma. Y cataplasmas serían todos los remedios que no contemplen una profunda regeneración ética de cuantos formamos parte de esa sociedad. Las estructuras son posteriores al uso y abuso de nuestra libertad.

Por eso, ni la justicia, ni la política, ni la escuela, ni la familia, ni la convivencia, ni la economía, ni las finanzas saldrán de la situación calamitosa en que se encuentran si las personas que son jueces, políticos, profesores, economistas, financieros, periodistas y cónyuges no cambian.

En caso contrario, haríamos bueno lo que el refranero español sentenció con extraordinaria justeza y sencillez de formulación: “Distintos perros con los mismos collares”. Si quien está enfermo es el perro –la sociedad– es inútil cambiar el material y color de los collares –instituciones y estructuras sociales–. Hay que cambiar a las personas.

 Francisco Gil Hellín /Arzobispo de Burgos

Mejora tu entorno


Es posible que alguna vez hayas considerado la posibilidad de trabajar para cambiar el mundo y que tus esfuerzos se hayan visto frustrados al descubrir que es una tarea de titanes... porque depende de la transformación y de la participación de muchas personas a tu alrededor. Mucha gente se pregunta: ¿Cuál será mi misión en esta vida? Esperando, tal vez, que la respuesta sea: salvar al mundo.

Cada uno de nosotros, ciertamente, tiene asignada una gran misión: vivir a plenitud y compartir el resultado positivo de ese proceso con los demás. Podemos afectar de manera positiva nuestro entorno inmediato, comenzando por el rescate de valores esenciales, que puestos en práctica nos ayuden a mejorar nuestro espacio familiar. En la medida en que logremos alcanzar con éxito nuestras metas, estaremos influenciando con nuestro ejemplo, entusiasmo y actividad la vida de los demás. Es así como podemos contribuir con la transformación de nuestro mundo.
El comienzo de una nueva etapa, llena de luz, amor y paz, marca la pauta para una época de cambio y crecimiento interior.
Estas aquí, ahora, pudiendo ser partícipe activo de dicha transformación. Tal vez el efecto de nuestro trabajo no se vea inmediatamente, pero dejaremos una estela positiva que cobijará a los nuestros y a todos aquellos que están por venir a este mundo para formar parte de una nueva y más equilibrada humanidad.

Es el momento de recordar verdades sencillas, pues sólo con la puesta en práctica de algunas de ellas podremos participar en la restauración de la paz, la armonía y la prosperidad en nuestro entorno.

Muchas situaciones pueden cambiar, para dar paso a situaciones nuevas. Podemos buscar y alcanzar de nuevo el balance y la armonía que nos permitan recuperar nuestra calidad de vida. Recuperemos el aprecio y el valor por nosotros mismos y por los demás, de manera que tenga sentido realizar el esfuerzo de vivir la diferencia. Sólo entregando lo mejor de nosotros mismos podremos poco a poco mejorar nuestro espacio vital. Recuerda que depende de cada uno de nosotros y de la decisión que tomemos en un momento dado de avocarnos al cumplimiento de nuestra misión.
¿Cómo podemos lograrlo..?

No te sobrecargues. Evita asumir más compromisos y obligaciones de los que en realidad puedes manejar con responsabilidad y eficiencia. Se trata de disfrutar cada cosa que haces y dejar espacio para que puedas compartir con tus seres queridos sin estrés y agotamiento.

Acércate a los tuyos. Es importante que recuperes y mantengas la comunicación con tus seres queridos. Evita criticarlos y juzgarlos en todo momento. Escucha lo que tengan que decir con atención y amor. Compartir con ellos sus inquietudes e intereses los hará sentirse queridos por ti.

Sana el sentimiento. Practica el perdón y la comprensión para sanar todas las heridas de tu corazón. No permitas que el recuerdo difícil o doloroso de algo vivido en el pasado se convierta en resentimiento estimulando tus más bajos sentimientos. Abrete al amor para que fluya lo mejor de ti.

Fija tu atención siempre en lo positivo. Evita fijar tu atención y aferrarte a todo lo negativo que ocurre en tu vida. Cuando lo hacemos nos llenamos de emociones y pensamientos negativos, que transforman nuestra visión de la vida y nuestra manera de ser. Vamos, te invito a buscar y a reconocer todos los aspectos de tu vida cada día, para que puedas apoyarte en ellos y mantener la fortaleza y el optimismo.

Entrega lo mejor de ti. Comienza a repartir a manos llenas lo mejor de ti, hazlo con responsabilidad, amor y excelencia. Ama lo que haces para que el resultado de tu trabajo siempre sea positivo. Esta es la forma de sembrar prosperidad y abundancia en nuestro mundo. ¡Enciende tu luz y deja recuperar la esperanza!

Aplica lo aprendido. No olvides lo que has vivido, leído y escuchado todo este tiempo acerca de cómo puedes mejorar tu vida; este es el momento de poner en práctica parte de todo ese conocimiento. Recuerda que son tus acciones y no tus ideas las que pueden transformar y mejorar tu mundo.
Pregúntate cada día:
¿Qué puedo hacer hoy para mejorar mi vida o la vida de los demás? Y no pierdas el impulso de hacerlo...

Fortalece tu espíritu. Recuerda la importancia de recargar tus baterías espirituales para que cuentes con la fortaleza, la confianza y la fe para perseverar en tu empeño, hasta que logres alcanzar tus metas. Cuando te sientas triste, desanimado o desesperado, cierra los ojos por un instante y reconoce la presencia de Dios en tu interior. Permanece ahí por un momento, orando o simplemente hablando con él; así podrás recuperarte más fácilmente.

Sensibilidad de ruptura

Vivimos tiempos de crisis, que son siempre tiempos para plantarse cambios. En ocasiones serán simples reformas, en otros casos verdaderas rupturas con el pasado. El profesor Carlos Soria, maestro de periodistas, escribía este notable ensayo que se incluye en su libro “Elogio de la intolerancia”. Provocador título que responde a una realidad, porque no podemos olvidar que hay cosas intolerables que deben cambiar.
Permitidme, antes de nada, que vuelva a formular esas preguntas que han inquietado y comprometido a los hombres de todos los tiempos. ¿Cómo va a ser el futuro? Mejor aún: ¿Qué futuro nos espera, a nosotros, a los que nos rodean, a todas las personas con las que compartimos nuestro presente? ¿Podemos hacer algo significativo en la construcción del futuro? jamás ha habido tantos futurólogos, adivinos del porvenir, indagadores de tendencias, echadores de cartas, o astrólogos encaramados en la tapia del más allá. ¿Significa todo esto que el futuro se ha hecho más permeable, o que hemos perdido el respeto al futuro porque se han intuido las leyes que rigen su construcción?


Es cierto que tanto la experiencia histórica como la memoria colectiva de los pueblos nos están permitiendo conocer algunas cosas del futuro. Por ejemplo, esto: que resulta una pasión inútil intentar conocer el futuro por la simple razón de que el futuro... no existe. En un sentido estricto, el conocimiento sólo puede estar referido al pasado, a la historia, a las huellas que el hombre ha ido dejando al caminar.


EL FUTURO ES EXORABLE

Tiene razón Schumacher cuando afirma rotundamente que el futuro está siempre haciéndose. Pero también tiene razón cuando matiza que, además, el futuro se hace principalmente con el material existente. Por eso, si tenemos un profundo conocimiento del pasado; si somos capaces de detectar el pulso y las tendencias emergentes de nuestro tiempo presente, tal vez seamos capaces de predecir algunas notas del futuro. Sólo unas notas. Sólo una predicción esbozada. Sólo un boceto desdibujado. Nunca una predicción total, ni una predicción axiomática, ni una predicción coloreada de certeza.


Ocurre así porque el futuro está entretejido de libertad. El porvenir, lo que puede existir más allá del instante presente, está vertebrado por esa fuerza misteriosa y rebelde de la libertad creadora de los hombres. El futuro no puede ser, en consecuencia, el puro inmovilismo, el no cambio. Pero también se opone al sentido común y a la libertad creadora -que siempre tiene alguna finalidad- entender el futuro en clave de cambio por el cambio, como si el puro y desnudo movimiento, sin cuestionarse ni su por qué ni su para qué, fuera en sí mismo un elemento redentor.


El futuro es siempre exorable, nunca inexorable. No es verdad que nuestro futuro -el futuro de todos- esté ya escrito. Ni sea nítido, ni sea cierto, ni seguro, para nadie, ni menos para una élite de profetas de los tiempos nuevos. El futuro no está determinado, ni es una corriente que fluye inexorablemente en el sentido que marcan unos hipotéticos signos de los tiempos. Tampoco parece cierto que la única alternativa de la sensatez sea arrojarse a la corriente determinista generada por esos signos. El futuro es suficientemente exorable como para que haya que desconfiar de todas las utopías -de todas las utopías desencarnadas- que lucen en su frontispicio la pretensión de que sólo existe un futuro, ese futuro, su futuro. No es así. El futuro termina declinándose en singular pero comienza a gestarse en plural: el futuro se hace a partir de eventuales futuros.
(Ver texto completo / SER PERSONA)

Camino hacia el éxito


El universo permanece en un constante proceso de cambio y renovación. Nosotros también estamos expuestos a experimentar todo tipo de transformaciones a nivel personal y profesional.

Hay cambios que son circunstanciales, producidos por situaciones que se presentan sorpresivamente, y que nos llevan a tomar decisiones casi obligadas, que enfrentamos, donde sólo nos queda aceptar y tratar de sortear los imprevistos de la mejor manera, para convertirlos en una oportunidad de aprender y crecer sin dejarnos afectar profundamente por ellos. Manteniendo una actitud entusiasta, un optimismo realista y mucha creatividad podremos sobrellevar esta etapa con más facilidad para salir airosos de ella.

También están los cambios que nosotros mismos propiciamos, esos momentos que llamamos de locura o más bien de lucidez esencial, donde tomamos el timón de la vida y dejándonos llevar por nuestros sueños e ideales, nos aventuramos muchas veces en contra de la corriente a perseguir nuestras metas. Dejamos la comodidad y la seguridad relativa con la que viviamos y optamos por seguir nuestro propio curso, asumiendo el riesgo de hacerlo en circunstancias usualmente adversas, acompañados sólo con la fe en la Divinidad y la confianza en nosotros mismos.

 En este caso el talento, la voluntad y una gran pasion, sumados a un ingrediente básico para el alcanzar el éxito, que consiste en tener la absoluta certeza de que triunfaremos sin importar los obstáculos que debamos enfrentar, harán la diferencia.
Muchas veces nos dejamos llevar cómodamente por la corriente de la vida, unas veces caemos en lánguidos remansos, momentos quietos, en donde pareciera que todo se detiene y la vida se vuelve plana y hasta aburrido con el tiempo y de repente aparecen otros espacios con rápidas y peligrosas corrientes, las cuales en su momento creímos imposibles de manejar pero que de una u otra forma nos sirvieron para desarrollar fortaleza, resistencia y capacidad de permanencia. ¡La vida es una escuela!

Decidirnos a crecer, aventurar y asumir el riesgo de cambiar el estilo y la direccion de nuestra vida, para buscar el éxito y salir de la mediocridad, hará que tengamos una vida diferente. No hace falta que seamos personas superdotadas para lograrlo, solo necesitamos algo de talento, una pizca de suerte, confianza en nosotros mismos y en la Divinidad, mucho trabajo y perseverancia... estos elementos nos permitirán conseguir todo aquello que siempre hemos deseado.

Con el tiempo, me he dado cuenta que en realidad para triunfar, mas que tener dones y talentos muy especiales, necesitamos tener la claridad de saber quiénes somos y qué queremos hacer el resto de nuestras vidas.

Ingredientes para el éxito

Una visión del futuro. Necesitas definir tus metas. Cuál es el lugar y la dirección hacia donde vas a dirigir tus acciones cada día. Tener una meta de largo alcance, clara, concreta y posible, te ayudará a tener una visión nítida de lo que quieres. Así, podrás enfilar tu barco en la direccion correcta, para que cuando lleguen los vientos de cambio puedas tener el timón firme. Esto te ahorrará tiempo y esfuerzo.

Crear una estrategia. Necesitas elaborar un plan comenzando con pequeñas metas concretas, conseguirlas te llevará a fortalecer tu confianza y a reafirmar tus capacidades para que puedas ponerte metas más grandes con la seguridad de que también podrás alcanzarlas. Paso a paso irás construyendo tu futuro.

Suerte y preparación. Permanece atento para que puedas reconocer las oportunidades, sólo así podrás aprovecharlas en el momento justo en que se te presentan. Tener suerte significa estar preparado para no dejar pasar una oportunidad.

Trabajo y voluntad. Una vez que hayas establecido tu plan de acción, solo te queda ponerte en marcha. Recuerda dar un paso a la vez, pero de forma continua y en la misma dirección. No permitas que las cosas que suceden a tu alrededor dispersen tu atencion. No abandones el camino, aprende a disfrutar del trabajo y del proceso que te llevará a alcanzar el exito.

Confía en la vida. Adelante, decide cambiar el rumbo de tu vida, envuélvete en nuevas aventuras sabiendo de antemano que vas a triunfar y si las cosas no salen como esperabas, habrás aprendido una nueva manera de ser más exitoso y asertivo la proxima vez. Recuerda que eres un ser espiritual y viniste aquí a trascender, a triunfar y a crecer, vence los miedos y las inseguridades, ¡Atrévete a ir por tus metas y, cuando las consigas, disfruta de tu éxito y de todo lo que Dios te regala diariamente!

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa y todo va a estar bien!

La verdad es lo que trasciende la aceptación y adaptación. En el camino que llamamos vida, existen muchas señalizaciones. La meta es llegar a nosotros mismos, a lo largo de una travesía en que muchas veces caemos en confusión y desconocimiento. Es necesario atizar el interés en las personas para que podamos recordar quienes somos en realidad y descubrir que la abundancia, plenitud y felicidad son alcanzables.
Blogalaxia Mi Ping en TotalPing.com
PaidVerts